Este curso trabajamos las emociones y la urbanidad y por
ello hemos elegido para celebrar este día la siguiente actividad:
Ginkgo de las emociones. Considerado portavoz de esperanza y
de paz, cada una de sus hojas representa una emoción humana y con ello queremos
transmitir un deseo de paz para la humanidad.
Además recordamos
coincidiendo con el 71 aniversario, los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y
Nagasaki llevados a cabo el 6 y 9 de agosto de 1945, para que nunca más vuelva
a ocurrir.
Objetivos
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Celebrar el Día de la Paz y la No violencia.
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Inculcar la paz y la solidaridad.
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Rechazo de las armas atómicas y comprender sus dimensiones.
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Evocar hechos denigrantes para la humanidad.
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Fomentar la cooperación.
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Trabajar las emociones.
Contenidos
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Relato sobre el Ginkgo Biloba y sobre hechos
relacionados con Hiroshima y Nagasaki.
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Desarrollo de habilidades trabajando el ginkgo.
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Responsabilizarse en los turnos y confección de
hojas y árbol.
Actividad
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Confeccionar mediante una plantilla una hoja de
ginkgo biloba en una cartulina. Dentro llevará escrita el nombre de una
emoción. Ésta se escogerá de un listado de emociones que se le suministrará al
alumnado.
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Con ellas se hará un árbol, emulando un Ginkgo
Biloba.
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Se leerá un manifiesto sobre esta actividad,
sobre el Ginkgo y algunos hechos que
ocurrieron en Hiroshima y Nagasaki.
30 de enero, Día de la Paz
EL 30 DE ENERO CELEBRAMOS EL DÍA DE LA PAZ
Y LA NO VIOLENCIA Y QUEREMOS REALIZAR EL GINKGO DE LAS EMOCIONES.
EL GINKGO BILOBA ES CONSIDERADO PORTAVOZ DE ESPERANZA Y PAZ EN LA TIERRA. A NOSOTROS Y NOSOTRAS NOS DA ESPERANZA EN QUE PODEMOS CONSEGUIR EL OBJETIVO QUE NOS HEMOS PROPUESTO ESTE CURSO.
ASÍ, CADA HOJA DEL ÁRBOL, REPRESENTA UNA EMOCIÓN HUMANA QUE PODEMOS SENTIR, QUE DEBEMOS CONOCER Y QUE TENEMOS QUE EXPRESAR DE MANERA RESPETUOSA CON NOSOTROS MISMOS Y CON LOS QUE NOS RODEAN.
CONSIGUIENDO ESTO, CONSEGUIREMOS ESTAR EN PAZ Y TRANSMITIR PAZ, SABER ESTAR Y SABER RESOLVER CONFLICTOS SIN USAR LA VIOLENCIA.
ENSEÑEMOS DESDE EL IES EMILIO MANZANO QUE ES POSIBLE EVITAR ATAQUES COMO LOS DE HIROSHIMA Y NAGASAKI.
NUESTRO GINKGO NOS LO RECORDARÁ CADA DÍA.
Ginkgo biloba, gingko o árbol de los cuarenta escudos es un árbol único en el mundo, sin parientes vivos.
El ginkgo, testigo del tiempo. Darwin
llamó a este árbol, con toda propiedad, fósil viviente,
pues está considerado como la especie superior
viva más antigua del planeta. En el arte de la jardinería en la milenaria China
el ginkgo representa la dualidad del mundo: el
principio masculino y el femenino, el cielo y la tierra, lo visible y lo
oculto, el Sol y la Luna, el ying y el yang.
Uno de los
ginkgos más antiguos de España se plantó en 1889 en el Jardín
Botánico Universitario de Granada.
Un año después del estallido de la bomba de Hiroshima, en la primavera
de 1946, a cerca de un kilómetro de distancia del epicentro de
la explosión, un viejo Ginkgo destruido y seco
empezó a brotar, mientras que un templo construido frente al mismo
fue destruido por completo. Para Hiroshima se transformó en símbolo del
renacimiento y objeto de veneración, por lo que se
le llama "portador de esperanza".
El árbol fue documentado y fotografiado como el ginkgo de la bomba atómica de
Hosenbo en Hiroshima.
A los pies del ginkgo hay un cartel, que entre plegarias por la
humanidad, pide: No
más Hiroshima. Los hijos de este extraordinario árbol han cruzado los
mares. En la actualidad habitan, como embajadores de la paz, en la ciudad de
los rascacielos, a orillas del Sena, bajo la neblina londinense... Estos ciudadanos del mundo nos piden en silencio, con sus alegres hojas de abanico, como manos
suplicantes, que aquella sinrazón no se repita
nunca más y que aprendamos de esta especie, que
lleva más de doscientos millones de años conviviendo
pacíficamente sobre la Tierra.
Nunca más
Una bomba
atómica es un dispositivo que obtiene una gran cantidad de energía
explosiva por medio de reacciones nucleares. Su funcionamiento se
basa en provocar una reacción nuclear en cadena sostenida.
Se encuentra entre las denominadas armas de destrucción masiva y produce
una distintiva nube con forma de hongo. La bomba atómica fue
desarrollada por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, gracias al Proyecto Manhattan, y es el único país que ha
hecho uso de ella en combate (en 1945, contra las ciudades
japonesas de Hiroshima y Nagasaki).
Los bombardeos
atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki fueron ataques
nucleares ordenados por Harry S.
Truman, presidente de
los Estados Unidos, contra el Imperio del Japón. Los ataques se efectuaron
el 6 y
el 9 de agosto de 1945, formando parte del
fin de la Segunda Guerra Mundial. Después de seis
meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma nuclear Little Boy fue
soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de
1945, seguida por la detonación de la bomba Fat Man el jueves 9
de agosto sobre Nagasaki. 105.000 y 120.000 personas murieron y 130.000
resultaron heridas. Hasta la fecha, estos bombardeos constituyen los únicos
ataques nucleares de la historia.
Alrededor de las 7:00 de la mañana, el sistema de radares japoneses de alerta temprana detectó a las naves estadounidenses aproximándose desde la parte sur de Japón, por lo que se emitió una alerta a distintas ciudades, entre ellas Hiroshima. Un avión climatológico sobrevoló la ciudad y al no ver signos de los bombarderos, los habitantes decidieron continuar sus actividades diarias. Cerca de las 8:00 de la mañana, el radar detectó nuevamente los B-29 acercándose a la ciudad, por lo que las estaciones de radio emitieron la advertencia para que los habitantes se refugiaran, pero muchos la ignoraron.
La bomba Little Boy fue arrojada a las 08:15 horas
de Hiroshima y alcanzó en 55 segundos la altura determinada para su explosión,
aproximadamente 600 metros sobre la ciudad. Debido a vientos laterales falló el
blanco principal, el puente Aioi, por casi 244 metros, detonando justo encima
de la Clínica quirúrgica de Shima. La
detonación creó una explosión equivalente a 13 kilotones de TNT. Se
estima que instantáneamente la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, lo que incendió el aire
circundante, creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro
aproximadamente. En menos de un
segundo la bola se expandió a 274 metros.
Mientras
el Enola Gay se alejaba a toda velocidad de la ciudad, el capitán Robert Lewis, copiloto del bombardero (Paul Tibbets), comentó: «Dios mío ¿Qué hemos hecho?». Bob Caron,
artillero de cola del Enola Gay describió así la escena:
Una
columna de humo asciende rápidamente. Su centro muestra un terrible color rojo.
Todo es pura turbulencia. Es una masa burbujeante gris violácea, con un núcleo
rojo. Todo es pura turbulencia. Los incendios se extienden por todas partes
como llamas que surgiesen de un enorme lecho de brasas. Comienzo a contar los
incendios. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... catorce, quince... es
imposible. Son demasiados para poder contarlos. Aquí llega la forma de hongo de
la que nos habló el capitán Parsons. Viene hacia aquí. Es como una masa de
melaza burbujeante. El hongo se extiende. Puede que tenga mil quinientos o
quizá tres mil metros de anchura y unos ochocientos de altura. Crece más y más.
Está casi a nuestro nivel y sigue ascendiendo. Es muy negro, pero muestra
cierto tinte violáceo muy extraño. La base del hongo se parece a una densa
niebla atravesada con un lanzallamas. La ciudad debe estar abajo de todo eso. Las llamas y el
humo se están hinchando y se arremolinan alrededor de las estribaciones. Las
colinas están desapareciendo bajo el humo. Todo cuanto veo ahora de la ciudad
es el muelle principal y lo que parece ser un campo de aviación.
La explosión rompió los vidrios de las ventanas de edificios
localizados a una distancia de 16 kilómetros y pudo sentirse hasta 59
kilómetros de distancia.
Alrededor de treinta minutos después comenzó un efecto extraño:
empezó a caer una lluvia de color negro al noroeste de la ciudad. Esta «lluvia
negra» estaba llena de suciedad, polvo, hollín, así como partículas altamente
radioactivas, lo que ocasionó contaminación aún en zonas remotas.
El radio de total destrucción fue de 1,6 kilómetros, provocando incendios en 11,4 km². Los estadounidenses estimaron que 12,1 km² de la ciudad fueron destruidos. Autoridades japonesas estimaron que el 69 % de los edificios de Hiroshima fue destruido y el 6-7 % resultó dañado.
A pesar de que aviones estadounidenses habían lanzado previamente panfletos advirtiendo a los civiles de bombardeos aéreos en otras doce ciudades, los residentes de Hiroshima nunca fueron advertidos de un ataque nuclear. Entre 70 000 y 80 000 personas, cerca del 30% de la población de Hiroshima, murieron instantáneamente, mientras que otras 70 000 resultaron heridas. Cerca del 90 % de los doctores y el 93 % de las enfermeras que se encontraban en Hiroshima murieron o resultaron heridos,
Apenas
seis días después del lanzamiento de la bomba atómica en la ciudad de Nagasaki,
Japón capituló poniendo fin a la segunda Guerra Mundial (1940-1945).
Posteriormente y hasta 1952, Estados Unidos ocupó militarmente Japón bajo la
supervisión del general Douglas MacArthur, quien puso en marcha algunas
reformas democráticas en el país asiático. En la actualidad, ambos países
mantienen una estrecha alianza en el plano de la política internacional y la
economía.
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